INPC entregó certificación a la Fiesta Kamari Ista de Canelos, como Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador

Riobamba, 13 de septiembre de 2021.- El pasado domingo 22 de agosto en el pueblo originario Kichwa de Canelos, la Fiesta Kamari Ista recibió la certificación  como Patrimonio Cultural Inmaterial de Ecuador. Este es el resultado de un trabajo mancomunado entre los portadores de la manifestación, Pueblo Kichwa Canelos, autoridades locales, el GAD Municipal de Pastaza, la Universidad Estatal Amazónica, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural Zona 3 y matriz, y el Ministerio de Cultura y Patrimonio.

El Kamari Ista, Fiesta del Banquete o de la Abundancia, es una celebración de integración o ritual, con cien años de vigencia, celebrada  en diciembre, pero su preparación dura todo el año. Es el escenario donde se ritualizan las relaciones sociales efectivas para la comunidad, conformada por el Pueblo Kichwa Canelos y los colonos blanco-mestizos asentados en la parroquia. En esta fiesta sobresale el vínculo social mediante el don (ayudar, dar y recibir sin negarse), a través de un trabajo conjunto que permite una producción abundante y una celebración en su máxima expresión.

Es la ocasión en el año de tejer alianzas y reorganizar la estructura social, marcando límites y subrayando funciones vitales entre mujeres y hombres, entre la comunidad y los de afuera, entre el mundo de la selva y el mundo de los colonos citadinos con la Iglesia Católica como representante histórico y, rememorando lo que antiguamente se aseguraba un equilibrio de correspondencia entre las fuerzas sobrenaturales (Amazanga, Sungui, Nungui) y los humanos.

En sí, es una oportunidad para alejar el caos y la destrucción y regenerar las fuerzas vivas de la comunidad, asegurando su continuidad. Celebración que es organizada por siete parejas o casas ceremoniales, núcleo de intercambio simbolizando la unión del trabajo femenino y masculino. Dos de estas parejas, la «huarmi ista» y la «cari ista», entendidas como casas femenina y masculina, guerreros, que cumplen un papel secundario, más la casa del «tambonero», persona que dirige toda la ceremonia marcial de los lanceros al compás del tambor, junto con un «pihuanero» o flautista, en una larga expedición de cacería.

Las mujeres preparan la chacra, recogen la leña para hacer la chicha, confeccionan las tinajas y mokawas de cerámica para servir esta bebida y el vinillo. La cima de la fiesta, 25 de diciembre, los lanceros amanecen danzando en la plaza, se realiza la procesión y repartición de la comida en abundancia para todos, con la bendición del párroco.

Esta celebración está ligada a la memoria y a la herencia cultural transmitida de generación en generación, cuenta con la participación activa y comprometida de la comunidad; fortalece la identidad, el sentido de pertenencia al territorio e intensifica los lazos familiares y de vecindad.

Comunicación Social INPC.


 

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