Los Rucos del valle de los Chillos

Provincia de Pichincha

Acuerdo Ministerial Nº DM-2018-087

F: Sr. Raúl Pérez Torres, Ministro de Cultura Patrimonio y Cultura

Los Rucos son parte de la identidad festiva local de los Valles. Además de continuar con la tradición del personaje festivo, a través de su indumentaria se conmemora la protesta obrera de quienes fueron parte de las haciendas.

Los Rucos son los hijos de la tierra y al mismo tiempo sus viejos protectores. Con su danza festiva honran el favor divino. Este personaje fundamenta su existencia en la energía colectiva, forman una familia simbólica de baile y solidaridad, Ruco es símbolo de longevidad y sabiduría (Wilson Pico y Amaranta Pico, 2011).

La fiesta

En horas tempranas de la mañana, los Rucos se reúnen en casa de la cabeza de Rucos, quien reparte el desayuno a los danzantes y sus familiares. Se reparte sopa de pollo y un plato fuerte de papas, mote con pollo o carne de cerdo. Se bebe chicha de jora. La cabeza también reparte el “obligado”, una funda con plátano, naranja y pan (hecho en horno de leña) que sirve de cucayo para los danzantes. Luego de que todos han comido, los Rucos se disponen para salir bailando con la “mama” a la iglesia de su respectivo barrio para recoger al Santo Patrono/a, con quien acuden en andas hasta la plaza central. Luego de dar tres vueltas a la plaza el Santo es colocado al pie de su respectivo castillo, donde se ha dispuesto un pequeño altar, decorado con manteles y flores.

En la plaza convergen Rucos, soldados, sacharunas, Palla y Pallo, soldados, caporales, diablo-humas, que danzan hasta que las campanadas de la Iglesia convocan a la misa de medio día. Durante este tiempo los danzantes descansan hasta que, al término del acto litúrgico, todos se preparan para la procesión encabezada por el sacerdote, quien recibe las ofrendas de los respectivos cabezas de Rucos (panes, fruta y vino) y luego se dispone a bendecir cada altar con la custodia en mano. Una vez terminado el acto sagrado, la plaza vuelve a configurarse en el espacio para el baile y las “avivadas” de los Rucos, que duran hasta las seis de la tarde, hora en que los grupos se retiran para volverse a encontrar el próximo domingo, el día de la octava.