LA DIABLADA PILLAREÑA.

Tungurahua, Santiago de Píllaro

Acuerdo Ministerial Nº 147

Ministerio de Cultura, 29 de diciembre de 2008

La festividad se remonta a aquellos tiempos donde “Los de Tunguipamba peregrinaban a Chacata para cortejar a las damiselas, los varones del lugar hacían mamotretos con calabazas para ahuyentarlos, al no conseguirlo se disfrazaron de diablos” (Revista Diners, No. 310).

La celebración identificada como partida de disfraces, cuya característica principal era los bailes en línea es decir en pareja el mismo que propiciaba los enamoramientos, tenía por costumbre que los hombres hablasen con los padres de quien era escogida como pareja, y de ser el caso se corría con los gastos que implicaba la participación.

Los diablos de antaño vestían pantalón corto con flecos o en zig-zag, un azial y una pata de cabra, llevaban animales vivos o pieles en la cabeza. Descubrir quien estaba tras la careta en la Plaza 24 de Mayo propiciaba enfrentamientos con látigos.

Los preparativos para la festividad comienzan con tres meses de anticipación. Los eventos previos van desde el 25 al 29 de diciembre.

Las partidas y legiones de diablos están conformadas por diablos, aruchicos, carishinas y bailan al son de la música de banda de pueblo con santashpas, sajuanitos, capishcas y albazos.

Los bailes de parejas en línea, en representación de los patronos, cada vez más escasas, con el tiempo también han cambiado su vestido, las mujeres que usaban vestidos bajos de colores y en su cabeza llevaban un sombrero con cintas cambiaron su atuendo por las faldas largas plisadas con tablones y blusas de manga corta, con pañolones.

Con el tiempo también las máscaras se fueron complejizando, quienes hacen las caretas tienen mucha influencia de las realizadas para las festividades de Bolivia y Perú. Los diablos brincan, gruñen y exhiben las máscaras de papel acartonado y engomado con engrudo de harina de yuca aplicado a un molde, se añade masilla y capas de papel, para luego abrir orificios que da forma a los ojos y a la boca, terminado este proceso se pinta con el rojo y el negro, colores infernales la máscara. (Cuvi, 2002: 29) Durante tres días, varias partidas de diablos desfilan.