LA DIABLADA PILLAREÑA.

Tungurahua, Santiago de Píllaro

Acuerdo Ministerial Nº 147

F: Lic. Galo Vinicio Mora Witt, Ministro de Cultura

La festividad tiene sus orígenes en relatos populares que narran cómo, en tiempos antiguos, los hombres de Tunguipamba acudían a Chacata para cortejar a las jóvenes del lugar, lo que provocó que los locales intentaran ahuyentarlos disfrazándose de diablos. Así nació una celebración que, con el tiempo, tomó forma de una partida de atuendos caracterizado por bailes en pareja que fomentaban el enamoramiento y la cohesión social. Los atuendos tradicionales, como los pantalones con flecos, látigos y máscaras con animales o pieles, conferían a los diablos un carácter temido y ritual, mientras que los encuentros en espacios públicos como la Plaza 24 de Mayo generaban interacciones cargadas de simbolismo.

Actualmente, la preparación de la fiesta inicia con meses de antelación y se extiende con eventos entre el 25 y 29 de diciembre. Diversos personajes como diablos, aruchicos y carishinas desfilan y bailan al son de música tradicional, representando la diversidad y vitalidad de la comunidad. Aunque algunos elementos han cambiado —como el vestuario femenino y el diseño de las máscaras, influenciadas por otras culturas andinas—, la festividad mantiene su esencia como un espacio de expresión colectiva, identidad cultural y transmisión de saberes, fortaleciendo los vínculos comunitarios y la continuidad de una tradición viva