La Fiesta del Año Viejo en Atuntaqui, una de las celebraciones más representativas del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de la región, se distingue por la tradición de elaborar un solo monigote (muñeco de trapo) para toda la población, a diferencia de otras ciudades donde se confeccionan en cada barrio o esquina. Esta festividad, que tiene sus raíces en 1926, nació gracias a la iniciativa de los trabajadores de la Fábrica Imbabura, un importante centro de producción textil del país. Desde entonces, la comunidad ha promovido la celebración, creando testamentos en rima que satirizan a los personajes políticos de la época y cuentan chistes y anécdotas locales. En 1957, se conformó el Comité «31 de Diciembre», encargado de organizar las festividades, que en 1998 se convirtió en una corporación dedicada a preservar y ampliar esta tradición.
La quema del monigote en la víspera de Año Nuevo es el acto central de la fiesta, simbolizando la despedida del año viejo y sus malas experiencias de manera jocosa. Los monigotes, tradicionalmente paseados en un burro, son acompañados por la lectura de los testamentos en las esquinas, en los que se mencionan de forma humorística los eventos y personajes del año. Lo más destacable de esta festividad es la creatividad colectiva y la solidaridad de la comunidad, que se plasma en la elaboración del monigote, el apoyo a las comparsas y la contribución de recursos para llevar a cabo la celebración. Esta fiesta, llena de sátira, unión y tradición, fortalece los lazos sociales y refuerza la identidad local, convirtiéndose en una manifestación cultural única que perdura a lo largo de las generaciones.